El primer corte es el mas profundo

A Marta le gustaba mirar a la gente en el metro, siempre jugaba a imaginarse como seria la vida de aquella personas con las que se cruza a diario, según su forma de hablar, de andar, de comportarse, unas veces le gustaba lo que veía, otras, no.

Últimamente no despega la nariz de su libro, se concentra y se abstrae, se zambulle en el mundo en el que un niño, consigue encontrar un amigo en un viejo solitario al cual la vida solo le ha dejado una mascota como consuelo, o en el descubrimiento por parte de una vecina chismosa, que en el fondo se pueden corregir los defectos de uno, aportando un poco de ternura en la vida de sus vecinos. Y no levanta la mirada porque se deprime, no le gusta lo que ve, cada vez ve mas caras tristes, menos ilusión y no quiere perder la poca que le queda a ella.

Mikel vende libros en un megastore del centro, esta entre narrativa de bolsillo y novela histórica, cuando se decidió a decirle “hola” a Marta con una sonrisa, ambos sabían que su vida cambiaria a partir de ese momento. Los largos paseos, los besos, la intimidad de la que disfrutaron cada uno a partir de ese instante, es algo que guardaran para siempre.

Cuando Marta recibió el mensaje de despedida de Mikel, no sabia bien si reír por lo vivido juntos o llorar por lo que perdía, ella será fuerte, sabrá cual es su papel y siempre le quedará aquella sonrisa, aquel beso, aquella mirada. Ira cada semana a la misma sección comprará un libro y se imaginará a Mikel de pie sonriéndola y diciéndola “hola” devolviéndola la esperanza que un día sin saber como, perdió y alguien que llevaba toda su vida al lado de ella se la regalo para siempre.